- Título: Anna
- Autor/a: Niccolò Ammaniti
- N° de páginas: 304
- Editorial: Anagrama
Anna es una novela de ciencia ficción distópica que se diferencia de las demás porque tiene una trama que no sigue lo cánones propios de las novelas de este género que están siendo publicadas constantemente. En esta historia no hay gobiernos corruptos, ni conspiraciones, ni rebeliones; solamente, niños que quieren vivir.
Un virus que se empezó a manifestar en Bélgica rápidamente se extiende por todo el mundo. Este virus, como si tuviera preferencias, solamente afecta a los mayores, personas que superen los catorce años. De esta forma, todos los habitantes que viven en la Tierra son niños. Excepto por lo que se rumorea que es un grupo de mayores que tienen la cura para este virus. El objetivo de Anna, nuestra protagonista será, de ahora en más, emprender un viaje hacia el continente, donde supuestamente está este grupo que puede salvarlos. No irá sola; tendrá la compañía de su pequeño hermano Astor y de un perro antiguamente malo que ahora llaman Mimoso.
La ambientación de la nueva Tierra, ahora infectada, está muy bien lograda. El autor logra transmitir con facilidad la desolación de los personajes. Imaginemos una niña de 12/13 años que de pronto ve cómo su madre se llena de manchas rojas y al cabo de unos pocos días termina muriendo. Ahora ella, de golpe, tendrá la responsabilidad de cuidar a su hermano, sin otra ayuda que su ingenio y su propia fuerza de voluntad. En ese sentido Ammaniti pudo captar bien la esencia de los sentimientos de los personajes. Uno cuando lee, llega a entender cómo se sienten, cuán desesperados están. Este es uno de los puntos claves a desarrollar en novelas de este estilo. Si un autor plantea un mundo totalmente pesimista, donde no hay mucho de donde sacar esperanzas, y no logra hacerle llegar al lector cómo son sus personajes, cómo piensan y sienten, me atrevería a decir que entonces la historia no está funcionando de la mejor manera.
Recuerdo haber leído, hace poco, La carretera, de Cormac McCarthy. Si bien las historias no se parecen mucho, salvo por el hecho de que las dos son distopías, Anna me recordó el sentimiento que tuve cuando leía la novela de McCarthy. Esa profunda tristeza hacia el mundo que se está mostrando y los personajes, queriendo todo el tiempo que se salven, que consigan la cura. Con esto me refiero a que uno logra empatizar con los personajes, realmente quiere que resuelvan los problemas que los acechan, sin tener en cuenta que ni siquiera son personas reales.
La prosa de Ammaniti me pareció muy interesante, porque, sin ser plana (porque de hecho en algunos aspectos es bastante descriptiva), consigue dejarse leer de manera ágil y amena. La novela, entonces, se convierte en una lectura entretenida, que pasa relativamente rápido. Sin embargo, uno logra captar a la perfección todos los detalles que el autor quiere transmitir. El hecho de que por momentos Anna sea una lectura vertiginosa no quiere decir que uno lea por arriba, sino que la narración es interesante y atrapante, por lo que uno no quiere soltar el libro. En ese tipo de historias, donde la ambientación y la construcción del nuevo mundo presentado es uno de los puntos esenciales, combinar de manera adecuada descripción, explicación del mismo, y entretenimiento no es algo tan fácil de lograr, y que el autor lo consiga le otorga un mérito.
En conclusión, Anna me pareció una novela interesante por el tema que plantea y por cómo logra construirlo y desarrollarlo con el paso de las páginas. Una historia atrapante, para seguir experimentando con el género de ciencia ficción distópica, y también para darse cuenta de que un género que muchas veces se asocia con la literatura juvenil puede ser parte de la narración adulta sin ningún inconveniente.
Puntuación final
8/10
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