"Pequeñas intenciones", de Jorge Consiglio

Ficha técnica
- Título: Pequeñas intenciones
- Autor/a:
Jorge Consiglio
- N° de páginas:
192
- Editorial:
Edhasa
- Año:
2011
Un hombre cuenta su historia. Así podría resumirse esta novela. Pero esta está llena de cuestiones que la hacen digna de narrar, escuchar y, también, leer. 
Habiendo ya leído Hospital Posadas, del mismo autor, puedo decir que Consiglio es un autor que me da ganas de leer. Quizás sus relatos no sean impactantes en el sentido de lo que narran, o tal vez sus historias no estén llenas de giros de trama que mantengan al lector pegado a las páginas para ver qué sucede. Pero, sin embargo, y en este punto también influye considerablemente mi lectura personal, Consiglio construye historias que me siempre me atrapan, me generan la sensación de no interrumpir nunca el acto de leer. Y esta es, no tengo dudas, una virtud muy interesante por parte de él como escritor. Con la novela anterior que leí suya me había ocurrido algo similar. Sentía que la narración fluía sola, sin dificultades; el ritmo de la misma no decae, no aburre e invita a seguir leyendo en todo momento. 
En esta oportunidad la historia que nos cuenta el personaje principal, del cual no conocemos su nombre, es aún más sencilla que la de Hospital Posadas, por citar un caso. En esta novela Consiglio se ocupa de relatarnos la vida de un hombre común, que a partir de determinadas situaciones queda un tanto rengo y sin un rumbo fijo. La contratapa del libro ya nos advierte de que el protagonista le está hablando un tipo que conoce en un bar. Pero es interesante ver que hasta que no llegamos al final, este personaje nos está hablando a nosotros. No hay indicios de que se esté dirigiendo a alguien más que al propio lector. Esto me ha gustado particularmente de la novela, le agrega algo nuevo a una historia que quizás, contada de forma más lineal o convencional, si vale el término, no habría funcionado de la misma manera. Es decir, lo que nos cuenta el narrador probablemente solo podría ser contado así, hablándole a otro. Algo así como un desahogo tal vez, una forma de catarsis o de descargar un poco. En ese sentido, Consiglio hace un trabajo interesante, de manera que como lectores somos capaces de comprender al protagonista, entender sus acciones y sus formas de pensar, teniendo en cuenta lo que él mismo nos va relatando de su vida. Es indudable que este personaje genera algo así como una empatía con el lector. Y quizás esto haya sido en gran parte gracias a la forma de relatar que elige Consiglio. A partir de la segunda persona, se establece con uno una especie de diálogo, reforzado por momentos en los que el personaje opta por tirar algún que otro “usted me entiende” que nos recuerda que alguien nos está hablando. 
El relato del protagonista se construye de manera cronológica. Empezamos conociendo sus experiencias de cuando era más chico hasta desembocar en su situación actual. A partir de su narración, descubrimos las causas de esta y cómo es que sus acciones influenciaron en su presente. La historia está contada en una especie de retrospectiva; no está ocurriendo en el presente ni tampoco es contada por un narrador en tercera persona. Agregado a que la novela está contada en segunda persona y sabiendo que el narrador relata cosas que ya pasaron, en muchas ocasiones el texto se torna bastante reflexivo. En varios pasajes nos encontramos en presencia de situaciones que no solamente se narran, sino que también se piensa sobre ellas y se evalúan las consecuencias que luego tuvieron lugar para el que el narrador esté en la situación en la que efectivamente está. Así, muchas veces vemos que el protagonista ya sabe lo que pasó, y de alguna manera nos lo hace saber a los lectores con fragmentos como los siguientes: “La mujer que cuidaba al hijo me miraba. Imaginé que mi aspecto, recuerdo que llevaba puesto un pantalón remendado, le llamaba la atención. Me equivocaba. En poco tiempo me enteré de lo mucho que me equivocaba” (pág. 116). Teniendo el conocimiento de lo que ha ocurrido, la forma reflexiva que toma el protagonista no parece de ninguna manera sacada de contexto o forzada, porque como decía, el hecho de haber pasado por una determinada situación le da al protagonista la posibilidad de pensar sobre ella. En la inercia del momento uno probablemente no tenga la chance de analizar un hecho en particular, sino que es recién después cuando a uno se le ocurren las ya conocidas preguntas del tipo “por qué no lo pensé antes” o “podría haber hecho tal o cual cosa en lugar de tal o cual otra”. En el pasaje escrito antes es posible ver que el mismo narrador, seguramente influenciado por el hecho de estar hablando con alguien, ya nos va avisando, si se quiere, de lo que en poco tiempo estará por pasar. Es curioso pero en ningún momento esto me resultó molesto ni lo tomé como si fuera un spoiler o algo así. Quizás hasta inconscientemente lo interpreté como una parte constitutiva importante de la forma de narrar que tiene Consiglio. Es decir, no lo consideré como algo forzado o fuera de lugar, sino como un aspecto que surge naturalmente en esta novela en particular, lo que tampoco significa que en todos sus textos pase lo mismo. 
Podríamos decir que Pequeñas intenciones sería algo así como una narración enmarcada, en la que por un lado tenemos al protagonista, en el bar, contando su historia, y por el otro esta historia en sí, el relato de su vida. Este recurso se torna interesante porque le otorga una identidad especial a la novela que le permite sobresalir y, por lo tanto, no quedarse pura y exclusivamente en el relato estricto del protagonista. Por supuesto que el centro de la novela recae en esta misma, pero con el recurso de la historia enmarcada, Consiglio le da originalidad al texto final. 
Me ha gustado la forma de narrar del autor; tiene un estilo sencillo, que permite que los lectores se metan de lleno en la historia que nos está contando, y así es mucho más fácil continuar con la lectura. Vale remarcar que en la narración también es posible identificar algunos giros poéticos. No hay puntos flojos en los que uno se aburra, ni tampoco pasajes que parezcan de relleno. No hay, tampoco, grandes o sorprendentes hechos en la novela, pero en lo que respecta a la historia sí lo son, porque forman parte esencialmente de ella. Porque por cierto, ¿es necesario que una historia tenga estos grandes hechos para ser buena o entretenida, o que nos haga pasar un buen rato? Cada situación, cada cosa narrada en Pequeñas intenciones tiene una razón de ser; nada resulta precipitado ni apresurado en su sentido final. 
Pequeñas intenciones es una novela corta con una trama sencilla, pero que logra destacar por el buen desarrollo que presenta el protagonista, acompañado esto por una interesante forma de narrar el argumento. Con una prosa fluida y amena, el autor logra que los lectores conecten con la narración y se queden con una historia entretenida y bien contada.
Puntuación final

7.5/10

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