"Río Negro", de Mariano Quirós


Ficha técnica
- Título:
Río Negro
- Autor/a: 
Mariano Quirós
- N° de páginas:
192
- Editorial:
Gárgola
- Año:
2011
El protagonista de esta historia es un escritor. Nos habla un poco sobre su pasado, pero más que nada centra la narración en lo que le está pasando actualmente. Y eso que le está pasando es intenso, perturbador, cruel. 
Leer Río Negro es algo completamente atrapante y adictivo. Mariano Quirós tiene una habilidad extraordinaria para enganchar al lector, de tal forma que soltar las páginas de esta novela se convierta en una tarea difícil. Es interesante que ahora, luego de haber terminado la novela, uno piense en lo que se nos contaba al principio de ella y le parezca inconcebible la forma en que se va desarrollando la trama, y en lo que termina. Pienso que lo mejor es adentrarse en esta historia sin saber nada de ella. No porque la sinopsis de la contratapa nos adelante algo (de hecho, es bastante general), sino porque desde mi lectura encontré que la novela se va complejizando a medida que avanza y, en paralelo, va incorporando el factor sorpresa. En ese sentido, dejarse llevar por lo que nos cuenta Quirós es la mejor opción; que nos sorprenda con lo que escribe, con las cosas que van pasando.

Este es uno de los aspectos más logrados de esta novela: la manera en que lo que en un principio se perfila de una determinada manera se termina transformando en algo completamente distinto. Cuando empecé Río Negro nunca me imaginé lo que luego iba a ocurrir. Y eso, pienso, es algo sumamente valorable: porque hace que el lector vaya por otros caminos, experimente, conozca cosas nuevas; lo cual es, creo yo, uno de los valores más grandes de la literatura. Ese viaje que nos propone Quirós se va poniendo cada vez más interesante a medida que avanza la historia, a medida que las cosas van poniendo más claras (e irónicamente, cada vez más oscuras). Con el término “claras” me refiero a las identidades de los personajes, la forma en que actúan. Eso lleva a que conozcamos sus valores, no solo ante lo que les acontece todos los días, sino también a la manera en que reaccionan en situaciones mucho más extremas. Porque lo que ocurre en Río Negro es bastante extremo, es algo que uno nunca sabe bien cómo podría hacer para sobrellevarlo. En ese sentido me pareció muy ingeniosa la propuesta del autor: plantea una situación que a uno le podría llegar a resultar de alguna manera familiar, como lo es juntarse con otros a tomar algo (que es con lo que empieza todo lo que sigue después en la novela), pero al mismo tiempo le va agregando otros factores que la van enrareciendo. En ese proceso uno empieza a pensar que algo puede llegar a ocurrir, algo malo, perturbador, complejo, de difícil resolución. Y eso pasa, y lo genial de esta novela es cómo lo cuenta, cómo nos lo hace llegar.
¿A qué me refiero con esto? Quirós narra de manera muy peculiar. El relato está organizado desde el punto de vista del protagonista, en primera persona. En él nos cuenta algunas cuestiones de su vida pasada, pero hace mucho más hincapié en lo que le está ocurriendo en el presente. Vive con su hijo Miguel, de dieciocho años recién cumplidos, y con su mujer a la orilla del pestilente Río Negro. Su mujer decide hacer un viaje de una semana, dejándolos a ellos solos. El protagonista tiene una relación compleja con su hijo, a quien inevitablemente quiere pero no termina de entender. Los dos estarán presentes en lo que respecta al nudo de la historia, cuando el narrador decide llamar a Mariel, amiga de su hijo, para que venga a tomar algo con ellos.
La voz del narrador está cargada del tan por igual odiado y amado humor negro. Porque claro, en las situaciones que se narran no podría haber tenido lugar otro tipo de humor que no fuera este. En este caso Quirós dosifica muy bien este recurso. No está constantemente largando frases de este tipo, porque esto podría llegar a resultar cansino o un tanto abrumador, sino que lo utiliza en los lugares justos. En las partes exactas en las que la narración lo requiere o, mejor dicho, en partes en las que la situación lo requiere. A medida que el relato va avanzando las cosas que van pasando son cada vez más oscuras, perturbadoras, complejas de definir, y ahí es donde Quirós hace más hincapié en la utilización de este recurso. Es interesante cómo el autor se las ingenia para hacernos “sobrellevar”, si vale el término, determinadas cuestiones que en la vida real serían bastante complicadas de digerir. Utilizo la palabra “sobrellevar” porque la novela tiene la capacidad de transmitir todo lo que en ella sucede de gran manera, generando que nosotros casi que seamos parte de eso que nos están narrando: que seamos nosotros los que tengamos que ver qué hacer ante determinadas cuestiones, y nos los personajes. Esto es algo muy difícil de conseguir en la literatura: que uno como lector conecte con lo que está leyendo, que de alguna manera le llegue lo que le plantea un texto. En ese sentido Quirós consigue algo importantísimo, que si bien tiene que ver con cómo cada lector interpreta el texto y genera ese vínculo con el mismo, también es posible ver que el autor tiene efectivamente esa facilidad para crear mundos que tengan algo para decir, algo que contarnos.
Río Negro es una novela completamente original, desde el punto de vista argumental y también desde la forma en que está narrada, a partir de los distintos recursos que utiliza el autor. Leer esta historia es una experiencia interesantísima, porque genera que uno no pueda parar con la lectura y se sienta completamente atrapado por lo que lee. Una historia distinta a cualquier otra, con un humor muy particular, que engancha muchísimo. Río Negro es una novela sin desperdicio.
Puntuación final 

9/10

Comentarios