Ficha técnica
En el pueblo ficticio de Derry, existe Eso: una criatura cuya naturaleza es, de alguna manera,
desconocida, porque adopta la forma del miedo más profundo de aquel a quien se
enfrenta. “Los perdedores”, un grupo de
niños que se hacen amigos a partir de distintas circunstancias, deberán luchar
contra Eso para que el horror en
Derry tenga, de una vez por todas, un final definitivo.
- Título: It
- Autor/a: Stephen King
- N° de páginas: 1503
- Editorial: Debolsillo
- Año: 2016 (publicación original: 1986)
- Autor/a: Stephen King
- N° de páginas: 1503
- Editorial: Debolsillo
- Año: 2016 (publicación original: 1986)

It está considerada como una de las grandes obras de Stephen King.
Junto con Misery, El resplandor y la
saga de La torre oscura constituye
uno de los textos más aclamados de este prolífico escritor estadounidense. Más
allá de que King escribe terror más que otra cosa, su valor como autor recae en
la capacidad que posee no solo para referirse a un género en particular, sino
también para incursionar en distintas temáticas que hagan de sus novelas unas
más completas, con más contenido para analizar. Por supuesto, It no se queda atrás y su argumento está
repleto de cuestiones que dan para reflexionar aunque no se encuentren dentro
de lo que comúnmente conocemos como género de terror.
La novela es, claramente, muy
extensa. Abarca, según la edición, aproximadamente mil quinientas páginas.
Quizás sea interesante empezar por ese dato, que podríamos reconocer como el
más explícito de todo; podemos afirmar que este se trata de un libro muy largo con solo ver su espesor. Lo
más destacable de este hecho es que, a pesar de lo que uno podría pensar en un
principio, es decir, que la historia en algún momento se estanque o resulte
densa, lo que ocurre con It es que a
lo largo de todas estas páginas su ritmo se mantiene parejo. Está claro que no
todos los lectores pueden pensar lo mismo, pero lo cierto es que durante toda
la novela es posible ver que la misma no resulta aburrida. Siempre hay, sea cual sea su índole, algo para
contar. Además, estas cosas que se cuentan son esenciales para que el
desarrollo de la historia sea tan profundo; cada hecho que se narra es
indispensable para que el texto sea lo que es, para que los personajes se
estructuren de tal o cual manera. King nos relata cuestiones que
indefectiblemente los terminan definiendo.
Este texto presta especial
atención a dos cuestiones principales. Por un lado, los personajes. El grupo
protagonista está compuesto por siete niños: Bill Denbrough, Ben Hanscom, Stan
Uris, Eddie Kaspbrak, Richie Tozier, Mike Hanlon y Beverly Marsh. Cada uno de
ellos está desarrollado de tal manera que se convierten en personas reales, más
que en personajes. Uno es capaz de reconocerlos, de pensarlos como gente de
carne y hueso. Eso es, por cierto, gracias a la capacidad de su autor. Un
nombre, escrito en papel, no dice nada. Lo que sí dice es la manera en que
estos actúan, en la forma en que reaccionan ante las determinadas situaciones
que les pone la vida. Así, estos personajes evolucionan, se enfrentar a hechos
que los cambian completamente y que les modifican su forma de pensar y ver el
mundo. Eso es importante en un grupo de personajes; que logren evolucionar,
transformarse y que, además, esto no lo muestren solo en un pensamiento o que
sea una tercera persona omnipresente la que lo plantee; por el contrario, lo
que les agrega más valor es que evolucionen, y que nos lo hagan saber a los lectores
en la acción. Que sean sus hechos los que nos esclarezcan sus
formas de pensar y, en última instancia, sus personalidades.
Uno pensaría, a priori, que tal cantidad de páginas ayudaría a que
este desarrollo de personajes se produzca. En cierto sentido es así. Tener mil
quinientas páginas permite narrar más acciones que, si son bien utilizadas,
permitan esta construcción de los protagonistas. Pero claro, ahí está la clave:
que sean bien utilizadas. Un escritor
puede cansarse de describir situaciones, hechos concretos, pero que en su
esencia no nos demuestren nada. En definitiva, que no permitan que los
personajes crezcan o desarrollen sus cualidades. Es decir: contar muchas cosas
no implica necesariamente que los personajes crezcan a raíz de ellas. Esto solo
ocurre cuando el escritor tiene esa capacidad: la de construir protagonistas
que puedan progresar a medida que van enfrentándose con determinadas
situaciones. Si bien mi experiencia con King no es muy vasta, puedo decir que
esa habilidad como escritor él la tiene y, en esta novela, se demuestra a la
perfección. Los personajes de It son
fácilmente reconocibles no por estar estereotipados (lo cual es también
bastante común), sino porque, contrariamente, cada uno de ellos tiene una
personalidad que los hace únicos, diferentes, especiales.
Por otro lado, y como no podía
ser de otra manera, en esta obra King hace gala de su maestría para desarrollar
la cuestión ligada más expresamente al terror. El autor nos presenta a Eso. Eso es, justamente eso porque no sabemos qué es. Lo único que quizás podemos
dilucidar de su naturaleza es que no tiene una forma definida, sino que adopta
la de aquel miedo más profundo del niño al cual se enfrenta. Sí, Eso se alimenta de niños. Aquí King
incorpora una idea interesante: las formas que adquiere esta criatura
representan los miedos de los niños porque estos son sencillos, concretos,
fácilmente identificables. Un niño puede tenerle miedo a un payaso, a una
momia, un hombre lobo, un monstruo cualquiera o a un fantasma. Son formas que Eso puede adoptar sin dificultades.
Estos miedos son, de alguna manera, más aprehensibles
para Eso; porque ¿cómo podría
representar los miedos de los adultos? ¿Cómo tomar la forma de una crisis
económica familiar, una crisis de pareja, una enfermedad, citando algunos de
los tantos ejemplos posibles? Por supuesto que la cuestión no es estricta; los
adultos también pueden temerle a cuestiones más concretas, más
“personificables”, por así decirlo, pero esta es una característica que se
identifica más con los niños. Es a medida que va avanzando el argumento que los
lectores nos vamos enterando de más cosas que conciernen a la naturaleza de Eso. Es por eso que, también, la novela
tiene tantas páginas; King se encarga de desarrollar muy profundamente el tema
del miedo, del terror. Del miedo a aquello desconocido, a aquello que no
sabemos qué es, cómo se originó, cómo se comporta, cómo es su modo de actuar.
Es el miedo a, por el hecho de no conocerlo intrínsecamente, no saber cómo
vencerlo.
Hay otros aspectos de It que hacen que el libro se prolongue
tanto. Uno de ellos es la manera en que la historia se estructura, no de forma
cronológica. Las partes que construyen la novela se centran en dos líneas
temporales; por un lado, cuando los personajes son niños, a finales de 1950, y
por el otro, cuando son adultos y el grupo de “Los perdedores” se ha disuelto,
a mitad de 1980. Además, hay una tercera forma de presentación de la historia;
los “interludios”, así denominados en la novela, en los que uno de los
personajes, Mike Hanlon (que es el único que permaneció en Derry), nos relata a
modo casi de crónica periodística algunos hechos que evidentemente tienen que
ver con los crímenes de Eso. Porque el
horror de esta criatura aparece de forma cíclica aproximadamente cada treinta
años. Así, una promesa de la niñez será la causa de que estos personajes
vuelvan a juntarse, para tratar de terminar con lo que perturbó su infancia
para siempre.
King tiene un estilo bastante
particular, que si bien no es rebuscado ni está cargado con párrafos complejos
de entender sí es muy descriptivo. Particularmente, en esta novela el autor nos
demuestra a pleno esta característica. En It
cada cuestión está muy detallada, sin que queden cosas por definir o puntos
flojos. Quizás, lo único que haya quedado sin tanta descripción sea la
naturaleza de la fuerza opuesta a Eso,
la benévola Tortuga, y aquella otra fuerza que engendró a ambas, el Otro. Más allá de esto, probablemente la
intención de King haya sido esa, la de plantear las cuestiones de esta manera
sin detallarlas tanto como para que el lector pueda hacerse una idea más
personal, si se quiere, del carácter de cada una. Pienso que la maestría y la
capacidad de King está en eso; en cómo logra transmitir al lector los
pensamientos y sentimientos de sus personajes, en cómo logra que una ciudad,
algo tan simple como eso, empiece a tener, a medida que avanza la historia, un
aura perturbadora, inquietante. Derry ya no es un pueblo cualquiera; ahora es
una ciudad cuya naturaleza es maligna, al ser Eso su verdadero amo y señor. Además de esto, King tiene la capacidad
de desarrollar muy bien a esos protagonistas, a tal punto que uno puede sentir
aprecio o indignación con su accionar. Por el contrario, a veces el autor tiene
ciertos intentos de adornar su prosa con metáforas o cuestiones más poéticas,
si se quiere, que considero resultan un tanto anticlimáticas o fuera de lugar y
que, también, no tienen que ver con la esencia general del libro. Más allá de
esto, el estilo de King logra que el lector se traslade de lleno a ese mundo
que nos plantea y, en historias de terror, siempre es bienvenido que uno logre
sentirse compenetrado con lo que está leyendo. Claro que con otros tipos de
historias también es importante que eso ocurra, pero en textos de este género
el impacto es mayor si uno logra insertarse en ese universo que propone el
autor.
It es una novela muy
interesante, desde todo punto de vista. Stephen King tiene una imaginación
prodigiosa; es impresionante ver la cantidad de recursos que tiene a la hora de
contar historias y de desarrollar personajes cuya esencia y carácter están
muy bien estructurados. Si bien es posible
que algunas partes sean más entretenidas que otras, todo lo que hay en este
libro es necesario para que el mismo sea lo que efectivamente es. Leer It es un viaje literario increíble, que
se disfruta a pleno. Un libro imprescindible para conocer a este tan
merecidamente aclamado escritor.
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