Ficha técnica
- Título: Así en la tierra como debajo de la tierra
- Autor/a: Ana Paula Maia
- N° de páginas: 127
- Editorial: Eterna Cadencia
- Año: 2017
La novela más reciente de Ana Paula Maia sitúa al lector en una colonia
penal. Allí, vemos la convivencia de un reducido conjunto de presos que son
testigos del horror que allí se desarrolla. Todo en manos de Melquíades, el
director de la cárcel.
Así en la tierra como debajo de la tierra es una novela que sacude. Sacude porque narra hechos de una extrema violencia, lo cual también se traslada al estilo de la autora. Ana Paula Maia escribe con un ritmo constante, sin adornos, nada que haga desviar la atención de lo que está narrando. Una escritura tan dura y cruda como lo que cuenta. Con grandísima intensidad, esta escritora brasileña ha construido una novela que no se olvida fácilmente. Un libro que se lee en poquísimo tiempo, que se disfruta pero que también golpea duro.
- Título: Así en la tierra como debajo de la tierra
- Autor/a: Ana Paula Maia
- N° de páginas: 127
- Editorial: Eterna Cadencia
- Año: 2017

Si bien algunos personajes se repiten, en Así en la tierra como
debajo de la tierra plantea un contexto distinto al que habíamos visto en
la novela anterior de esta autora brasileña (De ganados y de hombres,
también traducida y publicada por Eterna Cadencia). Podríamos leer esta nueva
novela casi como una precuela, si se quiere, de la que salió en 2013. En el
caso de Así en la tierra como debajo de la tierra la historia se
desarrolla en una cárcel. Pero lo curioso de esta cárcel es que no son muchos
los presos que allí residen. Es un oficial de justicia el que lo descubre. De
los cuarenta y dos que debería haber, hay treinta y nueve de los que se
desconoce su paradero. Desconocido para este oficial, porque los reclusos saben
bien qué es lo que pasa en esta colonia penitenciaria. Nuestros protagonistas
serán, como mucho, cuatro. Pero claro, lo interesante de esta historia es saber
por qué son tan pocos. O, mejor dicho, por qué van quedando tan
pocos.
Tal como sucedía en su anterior libro, Así en la tierra como debajo
de la tierra es una historia surcada indefectiblemente por la violencia.
Los presos asisten, constantemente, a la brutalidad a la que los somete el
director de la cárcel. Éste tiene como divertimento cazar presos. Melquíades
les propone una especie de juego. Les quita la tobillera electrónica que tiene
cada uno y les da un tiempo para correr y tratar de escaparse. Finalizado ese
tiempo Melquíades dispara. Y los presos caen. Es una actividad no sólo
sumamente violenta, sino también muy cínica, porque está claro que los reclusos
no van a poder sortear los muros que rodean la colonia penal. Y claro, si a
alguno se le ocurre traspasarlos, Melquíades sale con su jeep a buscarlos, para
asegurarse de que nadie se burle de él. Que nadie lo desafíe.
La novela tiene un ritmo constante que atrapa completamente el lector.
Al comienzo, la autora nos introduce a los personajes. Todos hombres y
criminales, cada uno tiene su historia. Más allá de que la mayoría de los
capítulos narran las situaciones cotidianas de los presos, hay uno en
particular que nos cuenta justamente cómo es que fueron a parar a esa cárcel
que ya se encuentra a punto de desaparecer. Casi en una situación apocalíptica,
porque para llegar a ella no hay indicaciones, y se encuentra prácticamente en
el medio de la nada. Una apocalipsis rural, carcelaria, descarnada. La
narración es en tercera persona, y eso nos permite conocer las realidades de
varios personajes simultáneamente. De esta forma, el relato se construye a
partir de una sola voz omnipresente y omnisciente que conoce cómo es cada
preso, cómo se siente y qué planes tiene para intentar escapar. La novela, en
ese sentido, se lee con mucha facilidad y agilidad, no solo porque la autora
tiene un estilo para nada rebuscado ni difícil de entender, sino también porque
a medida que la historia avanza vamos enterándonos de más cuestiones que hacen
que aumente el interés del lector por lo que está leyendo.
Pienso que quizás la perspectiva más interesante por la cual analizar Así
en la tierra como debajo de la tierra es a partir del mismo título. Éste
plantea una comparación, casi en términos de iguales, entre lo que sucede abajo
de la tierra y lo que sucede arriba. Arriba ya sabemos qué pasa. La violencia
es extrema por las medidas tomadas por Melquíades, que según él mismo son
“socioeducativas”. Medidas que no son solo para “disciplinar” a los presos,
sino que evidentemente sirven para exponer y, en última instancia, canalizar
sus impulsos psicopáticos. Pero esa violencia no solo queda ahí, arriba. Se
traslada inmediatamente abajo. Por los esclavos que antes allí estaban, que
fueron asesinados y enterrados, pero también por cómo Melquíades “resuelve”,
por así decirlo, ese cinismo explícito al que somete a los presos. Es
interesante, también, plantear la cuestión del infierno, que está presente en
muchas ocasiones a lo largo del relato. En el texto, éste no es solamente ese
lugar al que, según determinadas religiones, vamos cuando morimos y hemos hecho
el mal en vida. En la novela de Maia el infierno está en la cotidianeidad de
los presos. Es lo que viven con Melquíades, el horror que se sucede
constantemente con las técnicas del director. Y la única manera que
tienen para contrarrestar ese infierno en el que viven es con más violencia. Es
por eso que esta novela es una sucesión de hechos violentos constantes. Pero
también es interesante ver cómo, a pesar de esto, de igual manera surgen actos
muy humanos, muy valorables. Particularmente, me gustó mucho la relación que
forjan dos personajes, Bronco Gil y Valdenio. El primero terminó en la cárcel
por matar a un hombre importante. Un intendente, dice él. El otro es un viejo
de más de setenta años que se ha pasado prácticamente toda su vida en las
cárceles: “Hoy, curtido en el infierno, su cuerpo espera el fin de los días.
Ya no cuestiona nada. Obedece. Baja la vista y se retira. Sigue recibiendo
golpes, a veces con y a veces sin motivo. Dejó un poco de sangre en todos los
lugares en los que anduvo. Podría seguirse su rastro. Intriga que haya
sobrevivido tanto tiempo. Muy pocos llegan a la tercera edad en prisión”.
No hay muchos hechos, en la novela, que den cuenta de otra cosa que no
sea la prisión. Como ya mencioné, hay algunos pasajes en los que se explican
los pasados de cada recluso, y cuál fue el hecho que los hizo desembarcar en la
colonia penal. Así en la tierra como debajo de la tierra se enfoca más
que nada en las vidas de los presos en aquel lugar y, claro está, las cosas que
tienen que hacer para sobrevivir y, también, las situaciones terribles a las
que son sometidos. Y encima, nadie los espera afuera. Afuera no queda nada.
Es muy interesante el trabajo que hace Ana Paula Maia con la narración
que estructura la novela. En primer lugar, porque pareciera que leemos lo que
en ella se nos cuenta como si nada, como si no pasara nada. La prosa de la
autora es ágil, pero también despojada, cruel, cruda. Nada la adorna, nada la
amortigua. Todo lo que cuenta es concreto, violento, despiadado. Pero también
tiene la capacidad de lograr que los personajes establezcan vínculos muy
humanos, que dan cuenta de que es posible, más allá del contexto tan violento
en el que les toca vivir a los presos, dejen eso de lado y hagan un poco de
lugar para el compañerismo, para la lealtad. Es muy gratificante ver que, a
pesar de todo, en estos hombres curtidos por el infierno sigue habiendo
cosas para valorar. No hay un juicio moral en la novela de Maia, no está
explicitado qué está bien y qué está mal. Porque claro, la ley moral que define
los actos de cada personaje es la de la violencia. Todos la conocen, todos la
han experimentado. Pero eso no imposibilita la aparición de buenos actos.
Así en la tierra como debajo de la tierra es una novela que sacude. Sacude porque narra hechos de una extrema violencia, lo cual también se traslada al estilo de la autora. Ana Paula Maia escribe con un ritmo constante, sin adornos, nada que haga desviar la atención de lo que está narrando. Una escritura tan dura y cruda como lo que cuenta. Con grandísima intensidad, esta escritora brasileña ha construido una novela que no se olvida fácilmente. Un libro que se lee en poquísimo tiempo, que se disfruta pero que también golpea duro.
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