Ficha técnica
- Título: El otro lado
- Autor/a: Alfred Kubin
- N° de páginas: 282
- Editorial: La Bestia Equilátera
- Año: 2017
Un joven artista recibe la invitación de un viejo compañero del
secundario para trasladarse al Reino Soñado, un país en el cual las necesidades
materiales están siempre satisfechas. Pero claro, con el tiempo el narrador y
protagonista se empezará a dar cuenta de que no todo es lo que parece en ese
aparente mundo perfecto.
El otro lado es una novela que está muy bien escrita y tiene una premisa interesante, pero que desde mi punto de vista comienza a complicar su lectura hacia, aproximadamente, la mitad del libro. En ese sentido, no es fácil seguir el ritmo de la narración, porque en ocasiones las situaciones que ocurren resultan un poco inconexas o difíciles de entender del todo. A veces, de hecho, es necesario volver atrás para ver si las cosas han quedado claras. Teniendo en cuenta que el argumento inicial me llamaba la atención pensé que realmente iba a disfrutar mucho más de El otro lado. Pero esto tampoco significa que sea un mal libro ni mucho menos.
- Título: El otro lado
- Autor/a: Alfred Kubin
- N° de páginas: 282
- Editorial: La Bestia Equilátera
- Año: 2017

El otro lado tiene una premisa que ya desde el principio llamó mi atención. La idea
de un lugar en el que todo lo que uno necesita está cubierto, y por ende no
debe preocuparse por nada material me resultó muy interesante. Por supuesto, la
novela no versa sobre eso exactamente. En realidad, habla sobre lo contrario:
sobre cómo esta utopía empieza a resquebrajarse, a desdibujarse para
convertirse en algo totalmente distinto. Eso es claramente lo que la hace más
interesante, porque de lo contrario, habría resultado, por lo menos para mí, en
una historia mucho menos potente en términos argumentales.
Es una novela que tiene algunos tintes realistas, pero que también se
mueve dentro del género fantástico. De hecho, está constantemente rozando ese
límite, entre lo onírico y lo terráneo, entre lo surrealista y lo concreto. No
hay nada muy claro que nos indique en qué género se ubicaría más concretamente.
Eso también, a mi entender, le agrega originalidad al texto, y hace que uno no
se encasille dentro de una categoría en particular. En ese sentido, permite que
el verosímil de la historia se construya en base a algo que no es tan estricto;
admite, entonces, que la trama desarrolle relacionadas a los sueños, pero
también aspectos ligados a lo real. Y eso, encima, se entremezcla con un
contexto que tampoco sabemos si responde a las leyes naturales o a las leyes de
la imaginación. Podríamos concluir en que la existencia del Reino Soñado no es tan
disparatada. Sería algo así como que una persona cualquiera funde una
ciudad, y se encargue de que los que allí viven no se preocupen por nada
material. Pero, en realidad, la cuestión a analizar tiene que ver con los
hechos que se van sucediendo dentro de ese Reino, y cómo el personaje y
narrador empieza a darse cuenta de que no todo es lo que parece. La historia se
erige, de esta manera, dentro de límites difusos, que permiten que los
personajes se desarrollen en un ámbito que muchas veces, así como nosotros los
lectores, no logran terminar de entender.
Si bien El otro lado tiene varios aspectos positivos, que la
hacen una historia original y fuera de lo común, también tiene algunos otros
que, en cierto sentido, complican la lectura. No por eso lo convierten en un
mal libro ni mucho menos. De hecho, es una novela muy bien escrita, con una
idea muy interesante, pero que por lo menos desde mi punto de vista no logra
colmar las expectativas que tenía cuando la empecé.
En primer lugar, y más allá de que se nota que Kubin sabe muy bien cómo
escribir bien, en muchos pasajes del libro la historia se torna un tanto densa.
No porque no ocurra nada, sino más bien por lo contrario. Pasan tantas cosas, y
tantas al mismo tiempo que resulta bastante complejo situarse en contexto, y
atribuirles a los hechos una mínima lógica. Porque claro, a pesar de que haya
libros que parecen totalmente ilógicos o sin sentido, por la naturaleza de los
sucesos que se van narrando, no siempre es imposible encontrarles una lógica.
Esta lógica tiene que ver con las reglas que propone el autor a la hora
de contarnos una determinada historia. En ese sentido, uno como lector puede
decidir (o quizás no lo decide racionalmente, sino que es algo que siente
cuando lee) si entra en ese mundo o no, si se lo cree o le parece completamente
disparatado. Eso tiene que ver mucho con el lector en sí, pero también con cómo
hace el autor para plantear esas reglas. Si están bien propuestas, adentrarse
en ese mundo será mucho más fácil; de lo contrario, si estas normas no están
bien desarrolladas entonces compenetrarse con ese universo se convertirá en una
tarea mucho más compleja.
No pienso que mi problema al leer El otro lado tenga que ver con
cómo el autor decide plantear esas reglas del mundo que retrata. Pienso, en
realidad, que tiene más relación con la forma en que Kubin narra. El relato
se estructura a partir de una primera persona, que también es el protagonista
de la novela, quien va contando casi a modo de diario o de memorias lo que
ocurrió antes de arribar al Reino Soñado, y más que nada, lo que pasó durante
su estadía allí. Nos cuenta cómo fue que conoció a Patera, el creador del
Reino, cómo se trasladó al lugar y cómo fue que esa utopía inicial (ese Reino
en donde todas las necesidades están cubiertas) empieza a desmoronarse, para
quedar en la nada.
Es innegable que Kubin escribe muy bien. Tiene un gran manejo de las
palabras, de las frases que utiliza para narrar las situaciones que enfrenta
nuestro protagonista. Sin embargo, también es bastante confuso en ocasiones, y
más que nada cuando empiezan a pasar cosas. Esto es, cuando comienza a
desarrollarse el nudo de la cuestión de la novela, y cuando se empieza a ver la
otra cara del Reino Soñado. Eso que al principio nadie sabía; eso que
parecía tan perfecto, tan soñado, ya no lo es. En ese sentido, las
acciones que se van dando son, para mi gusto, un tanto inconexas. Es como si
cada una formara parte de una gran bola de nieve que se va agrandando con el
paso del tiempo, y eso en ocasiones hacía que la historia se tornara confusa y,
por ende, exigía que en varios tramos volviese atrás para ver si había
entendido lo que ocurría. A veces ocurrían cosas y no llegaba a entender por
qué, o cuál era la causa de que algo determinado pasara. Es por eso que la
lectura de El otro lado requiere de lectores atentos, que estén
predispuestos a, por un lado, sobrellevar una prosa que no es sencilla y, por
el otro, saber que no todo lo que va ocurriendo es fácil de seguir. Es como si
el argumento se tratara de una catarata de hechos un tanto disparatados, quizás
inconexos, vertiginosos y un tanto surrealistas. No es un libro que pueda
leerse sin, aunque sea, un poco de esfuerzo. Necesita, además, que los lectores
estemos dispuestos a entrar a ese mundo que el autor plantea y compenetrarnos
con él para entender mejor a qué se refiere con la incorporación de
determinados hechos y personajes que van desarrollándose a lo largo de la
trama.
En cierto sentido, arranqué la novela con muchas expectativas, porque el
tema me interesaba mucho y porque, hay que decirlo, la edición es preciosa.
Tiene ilustraciones del autor que hacen que la historia sea más llevadera (o,
mejor dicho, hacen que las páginas se pasen más rápido). No podría decir que
esas expectativas no se cumplieron. Sí es cierto que me encontré con una
historia original, con aspectos interesantes para analizar y una ambientación
bastante siniestra bien creada por el autor; pero al mismo tiempo, también
puedo afirmar que mis aspiraciones no fueron del todo satisfechas. Pensé
encontrarme con una lectura que iba a disfrutar más de lo que en realidad pasó.
Imaginé que El otro lado iba a tratarse de una novela más sencilla de
entender, un poco más llevadera y más accesible para adentrarse en el mundo que
crea el autor.
El otro lado es una novela que está muy bien escrita y tiene una premisa interesante, pero que desde mi punto de vista comienza a complicar su lectura hacia, aproximadamente, la mitad del libro. En ese sentido, no es fácil seguir el ritmo de la narración, porque en ocasiones las situaciones que ocurren resultan un poco inconexas o difíciles de entender del todo. A veces, de hecho, es necesario volver atrás para ver si las cosas han quedado claras. Teniendo en cuenta que el argumento inicial me llamaba la atención pensé que realmente iba a disfrutar mucho más de El otro lado. Pero esto tampoco significa que sea un mal libro ni mucho menos.
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