"El hombre en el castillo", de Philip K. Dick

Ficha técnica
- Título: El hombre en el castillo
- Autor/a: Philip K. Dick
- N° de páginas: 272
- Editorial: Minotauro
- Año: 2015 (1962)
Habitualmente, cuando uno experimenta con un autor/a, es decir, incursiona en muchas de sus obras, investiga sobre su biografía, su vida, su historia, etc., podría decirse que se "acostumbra" a ese autor/a, comienza a conocerlo y quizás, deja de sorprenderse de alguna forma de lo que pueda llegar a proponer en sus textos. Lo que sucede con Dick es un caso extraño. Como lector, haber leído ya dos novelas suyas y varios relatos puede significar que uno ya lo conoce. Sin embargo, nunca dejo de sorprenderme con Dick. A pesar de que uno puede llegar a saber cómo escribe, cómo estructura sus historias, cómo las desarrolla, etc., siempre algo de sus obras nos termina de impresionar.

La historia en cuestión no es tan ciencia ficción, en el sentido de que no hay robots, ni máquinas vs humanos, ni nada por el estilo. En la misma se plantea un mundo, una ucronía, en la que el Eje ganó la Segunda Guerra Mundial. Una realidad en la que los judíos han sido casi exterminados en su totalidad, ha habido también un genocidio en África y demás atrocidades. Por otro lado, EE.UU. (país en donde se desarrolla gran parte de la historia) ha sido dividido en varias regiones, gobernadas cada una de ellas por alemanes y japoneses.

Basada en este contexto, El hombre en el castillo se enfoca en varios ejes argumentales, en varias "sub-historias". Robert Childan, un vendedor de joyas, que con el correr del tiempo se va dando cuenta de la "barrera" que existe entre los estadounidenses y los japoneses; Frank Frink, un obrero judío que, luego de ser despedido, busca abrir su propio negocio; Juliana, su esposa, que vive un amorío con un italiano, Joe, que en realidad es un agente alemán; el señor Tagomi, funcionario japonés encargado de una zona en EE.UU.; por último, Baynes es un alemán que, con otra identidad, viaja a este país norteamericano para dar información sobre un tema en particular, que con el correr de la historia se irá develando.

Hay también otro eje temático que cubre a todos los personajes, aunque haya algunos a los que toca más de cerca. Con esto me refiero a La langosta se ha posado. Una novela que, paradójicamente, en el mundo ucrónico de El hombre en el castillo, cuenta qué hubiera pasado si Alemania y Japón perdían la Segunda Guerra Mundial. Como es de esperarse, este libro está prohibido en la realidad que muestra Dick, porque puede que, de alguna manera, haga "despertar" a los lectores mostrándoles cosas que "no deberían haberse hecho".

Como dije antes, con haber leído ya dos novelas y varios cuentos de Dick, sabía qué esperarme más o menos en esta obra. Lo que hace este autor no es explicar mediante tediosas descripciones el mundo en el que se sitúan sus personajes, sino que lo deja entrever con sus pensamientos, sus diálogos y sus acciones. De esa forma, es factible que, aunque se sabe cuál es el argumento principal de la historia porque lo dice la sinopsis, el lector se sienta relativamente confuso, en especial al inicio de la narración. Ese es el momento en el que nos llega toda la nueva información, y empezamos a conocer a los personajes. Lo primero que puede surgir es que no entendamos mucho, por no decir nada. Es todo un mundo nuevo del que poco conocemos, al que tendremos que acostumbrarnos, insertarnos en él. Esto solamente se logra, claro está, a través de la lectura. Con el correr de la misma, todas las cosas irán poniéndose en su lugar, irán aclarándose hasta llegar al punto en el que todo tenga sentido y encaje perfectamente.
La imaginación de Dick sigue sorprendiéndome. Su facilidad para desarrollar personajes, ambientes, mundos y pensamientos, aún más. Me fascina su forma de narrar, su habilidad para transmitir exactamente lo que sienten los protagonistas. Su gran manejo de los tiempos; cómo sabe intercalar momentos de acción con escenas más "descriptivas", en las que explica algo específico. En ningún momento la historia se torna aburrida porque Dick sabe cómo impedirlo. Todo el tiempo consigue que el lector mantenga la atención en el mundo que describe. Su prosa, por otro lado, no es de ninguna manera difícil de entender ni rebuscada, pero debido a su particular estilo, es necesario estar atentos a la hora de leer para no perdernos ningún detalle, para poder entender a la perfección lo que se está narrando y, además, disfrutarlo.

El hombre en el castillo es, entonces, una novela que sobresale. El hecho de estar escrita por un autor como Dick le agrega una cuota de eso justamente; haber pasado por la pluma de él, y todo lo que esto conlleva. Tiene un argumento principal muy atrayente, que luego se va ramificando en otras historias paralelas igual de buenas. Para mí lo más atrayente de la novela es esta dualidad ficción-realidad. Al que no haya leído esta obra se le hará difícil entenderlo, pero los dos pares de real-irreal, el primero, El hombre en el castillo-Victoria de los Aliados, y el segundo, La langosta se ha posado-Victoria del Eje constituyen un factor sumamente ingenioso. Una novela ucrónica dentro una novela ucrónica. Nosotros, leemos en El hombre en el castillo lo que podría haber pasado y en La langosta se ha posado reconocemos lo que pasó. Si los personajes de la novela de Dick fueran reales, entonces leerían en El hombre en el castillo lo que pasó y en La langosta se ha posado, lo que podría haber pasado. Una paradoja muy digna de Dick. Si esta misma idea hubiera sido desarrollada por otro autor, sin lugar a dudas no tendría el impacto que tuvo por el solo (y más importante) hecho de haber sido llevada a cabo por este genio de la ciencia ficción. Aunque encasillarlo solamente como un conocedor de este género sería quedarnos cortos. Es un autor que sabe mucho sobre lo que habitualmente conocemos como la naturaleza humana. Y esto lo llevó a sus historias de una manera totalmente envidiable.

Puntuación final
9/10

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