Ficha técnica
- Título: El hombre aparece en el Holoceno
- Autor/a: Max Frisch
- N° de páginas: 131
- Editorial: Alpha Decay
- Año: 2014 (1979)
- Título: El hombre aparece en el Holoceno
- Autor/a: Max Frisch
- N° de páginas: 131
- Editorial: Alpha Decay
- Año: 2014 (1979)
El señor Geiser vive solitariamente en su casa en Tossino. Condicionado
por las inclemencias climáticas, su único objetivo es no olvidar cosas. Así,
Geiser se encarga de empapelar su casa con recortes de diarios, diccionarios,
enciclopedias y transcripciones de estos mismos con conceptos que él considera
importantes.
En la literatura y, en especial,
en el trabajo de analizar un libro, es muy común que se trate de encasillar un
texto dentro de un determinado género literario o, por lo menos, encontrar una
forma, haciendo referencia a su estructura, que se adecúe al mismo. Es tan así
que tenemos, por un lado, novelas, cuentos, ensayos, nouvelles, obras de teatro, poesía, etc.; y por otro lado, géneros
como el fantástico, realista, ciencia ficción, policial, serie negra, etc. En
el caso de El hombre aparece en el
Holoceno ese tipo de clasificación no funciona de la misma manera, y hasta
podríamos decir que no funciona de ninguna
manera. Me resulta casi imposible decir qué
es este texto. ¿Una novela? ¿Un relato largo? ¿Es realista? ¿Se relaciona
de alguna manera con el fantástico o con lo sobrenatural? Son todas preguntas
que no tienen resoluciones tan tajantes ni determinantes y que, con las
variantes que plantea el texto, pueden tener múltiples (y sin caer necesariamente en imprecisiones)
respuestas.
Quizás un término, si seguimos
con el afán de tipificar lo que leemos, podría ser el de monólogo. Porque el texto de Frisch es, básicamente, un relato
interior narrado en tercera persona. Uno podría, en principio, pensar que si un
texto es un monólogo lo más probable y convencional sería que esté relatado en
primera persona, porque así alcanzaría una voz en cierto sentido más introspectiva.
La obra de Frisch (y aquí empieza uno de las tantos aspectos originales de la
misma) plantea este monólogo de una forma poco convencional, distinta a lo que
estaría de algún modo instalado. Eso hace que el texto sea innovador, que
utilice recursos que podrían usarse para otras cuestiones pero que, planteados
de la forma en que lo hace el autor, funcionan muy bien.
Detengámonos un segundo a pensar
en cómo pensamos. Los mecanismos mentales son muchas veces absurdos,
desordenados, y tal vez en ocasiones no tengan demasiado sentido. Me refiero a
que muchas veces uno empieza a pensar en algo y, por alguna razón que
desconozco, otra idea se nos viene a la mente e, inevitablemente, pensamos en
ella. Pensamos saltando de una idea a otra constantemente, y es probable que empecemos
pensando en algo y luego terminemos haciéndolo en algo completamente distinto.
Es hasta complicado, luego, establecer un hilo conductor entre las ideas. Por
supuesto que si alguien está exclusivamente tratando de resolver un problema
determinado o pensando en algo particular probablemente se atenga a eso. Pero el
hecho de pensar, así porque sí, muchas veces es desordenado, inconexo. Esto es
exactamente lo que sucede en El hombre
que aparece en el Holoceno. Es un texto sumamente fragmentario. Es decir,
si en un momento el señor Geiser piensa en los dinosaurios (recordemos que el
relato es básicamente lo que él piensa todos los días), al segundo estará
tratando de recordar qué día es. O quiénes fueron los que inventaron las
bóvedas. O por qué tocan a su puerta si él no quiere visitas. Y el texto,
claro, nos lo hace saber. Es por eso que, muy probablemente, cueste seguir el
hilo de la lectura; porque todo el tiempo está saltando de una idea a la otra,
y puede ser que no tengamos ni idea de por qué pasa eso. En ese sentido, el
texto de Frisch es muy distinto (recordemos que es de 1979) y poco convencional;
es, además, una apuesta arriesgada. Son ciento treinta páginas en las que nos
sumergimos en la mente del señor Geiser. Sin excepciones.
Es muy interesante el trabajo que hace el autor sobre la cuestión de la soledad. Geiser está completamente solo en su casa, y lo único que puede hacer para no olvidarse de las cosas es empapelar todas las paredes con recortes informativos sobre distintos temas. Anfibios, edades geológicas, distintos animales prehistóricos y demás cuestiones son las que Geiser cree que son importantes, y por lo tanto no deben ser olvidadas. Estos recortes, para mayor ilustración de la mentalidad de nuestro protagonista, están impresos en el libro. Es decir, el texto, lo que se dice texto en sí no está compuesto exclusivamente por palabras, frases y oraciones. El autor recurre a estos otros elementos que también lo hacen un libro muy original y, por otra parte, también ayudan a agilizar la lectura.
Frisch tiene un estilo muy interesante para analizar. Es probable que alguna de las cuestiones de las que nos habla se nos escapen o no podamos entenderlas por completo. Eso tiene que ver, pienso, con la complejidad en la estructura del texto. A lo que me refiero es a que el señor Geiser no se pone a pensar en cosas abstractas, filosóficas o metafísicas que al lector le podrían resultar difíciles de entender; por el contrario, el protagonista piensa en cosas mundanas que podrían estar al alcance de cualquiera. Lo que hace que uno pueda llegar a perderse un poco es la forma en que están presentadas estas ideas. El autor economiza en explicaciones. Porque lo cierto es que cuando uno piensa, no tiene siempre la intención de pensar, además, en cómo hacer para explicarle a otro eso que uno piensa. Si lo entiende uno, entonces sirve. En ese sentido, Frisch hizo un trabajo muy minucioso, lo cual también puede tener ese efecto rebote que nos dificulte un poco la lectura. Pero si uno interpreta esta cuestión contextualizándola, podrá entender que es parte esencial del texto, que El hombre aparece en el Holoceno no sería la misma obra si estuviese estructurada de otra manera. Por otra parte, la prosa del autor es completamente hipnótica; no da respiro en ningún momento, y el hecho de que el libro no tenga interrupciones marcadas (capítulos, por ejemplo) obliga al lector a seguir leyendo sin pausas, metiéndose de lleno en el mundo que plantea el autor.
El hombre aparece en el Holoceno es una obra de por sí rara. No tengo dudas de que es un libro que puede gustar mucho o nada. Pero para mí, el hecho de que alguien tenga una idea de por sí original y la sepa plasmar de forma que el resultado final sea más original todavía, habla de un autor inteligente, con mucha capacidad para renovar el arte de escribir y contar historias.
Es muy interesante el trabajo que hace el autor sobre la cuestión de la soledad. Geiser está completamente solo en su casa, y lo único que puede hacer para no olvidarse de las cosas es empapelar todas las paredes con recortes informativos sobre distintos temas. Anfibios, edades geológicas, distintos animales prehistóricos y demás cuestiones son las que Geiser cree que son importantes, y por lo tanto no deben ser olvidadas. Estos recortes, para mayor ilustración de la mentalidad de nuestro protagonista, están impresos en el libro. Es decir, el texto, lo que se dice texto en sí no está compuesto exclusivamente por palabras, frases y oraciones. El autor recurre a estos otros elementos que también lo hacen un libro muy original y, por otra parte, también ayudan a agilizar la lectura.
Frisch tiene un estilo muy interesante para analizar. Es probable que alguna de las cuestiones de las que nos habla se nos escapen o no podamos entenderlas por completo. Eso tiene que ver, pienso, con la complejidad en la estructura del texto. A lo que me refiero es a que el señor Geiser no se pone a pensar en cosas abstractas, filosóficas o metafísicas que al lector le podrían resultar difíciles de entender; por el contrario, el protagonista piensa en cosas mundanas que podrían estar al alcance de cualquiera. Lo que hace que uno pueda llegar a perderse un poco es la forma en que están presentadas estas ideas. El autor economiza en explicaciones. Porque lo cierto es que cuando uno piensa, no tiene siempre la intención de pensar, además, en cómo hacer para explicarle a otro eso que uno piensa. Si lo entiende uno, entonces sirve. En ese sentido, Frisch hizo un trabajo muy minucioso, lo cual también puede tener ese efecto rebote que nos dificulte un poco la lectura. Pero si uno interpreta esta cuestión contextualizándola, podrá entender que es parte esencial del texto, que El hombre aparece en el Holoceno no sería la misma obra si estuviese estructurada de otra manera. Por otra parte, la prosa del autor es completamente hipnótica; no da respiro en ningún momento, y el hecho de que el libro no tenga interrupciones marcadas (capítulos, por ejemplo) obliga al lector a seguir leyendo sin pausas, metiéndose de lleno en el mundo que plantea el autor.
El hombre aparece en el Holoceno es una obra de por sí rara. No tengo dudas de que es un libro que puede gustar mucho o nada. Pero para mí, el hecho de que alguien tenga una idea de por sí original y la sepa plasmar de forma que el resultado final sea más original todavía, habla de un autor inteligente, con mucha capacidad para renovar el arte de escribir y contar historias.
Puntuación final
8/10
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