"El lugar donde mueren los pájaros", de Tomás Downey

Ficha técnica
- Título: El lugar donde mueren los pájaros
- Autor/a:
Tomás Downey
- N° de páginas:
122
- Editorial:
Fiordo
- Año:
2017

Estos diez nuevos relatos de Tomás Downey reafirman los temas que ya habían aparecido en su anterior recopilación, Acá el tiempo es otra cosa. Las situaciones cotidianas enrarecidas, en algunos casos expuestas de forma más evidente, representan el eje temático de este libro.

Leer dos libros de un mismo autor en tan poco tiempo genera que, tal vez inconscientemente, uno los compare; y esto se torna de alguna manera más inevitable cuando ambos textos comparten determinados rasgos, ya sea el formato en que están escritos o los temas que presentan. Y esto es lo que efectivamente ocurre con los textos de Downey. Ambos libros responden al mismo formato (cuento) y tienen un hilo conductor común: el del ambiente enrarecido. En el caso de El lugar donde mueren los pájaros me fue casi imposible no leerlo en paralelo con las sensaciones que me había dejado el libro anterior de Downey. En principio uno podría pensar que quizás esta no sería la mejor postura a adoptar a la hora de encarar una lectura, pero en mi caso me permitió apreciar la evolución del autor en cuanto a la forma en que presenta las historias, por lo que finalmente terminó siendo algo positivo.

A la hora de elegir un libro de relatos para leer siempre me llama la atención que se hable de ellos como cuentos raros, extraños, ubicados dentro de lo que se suele llamar el límite entre lo real y lo fantástico. Es por eso que, así como en Acá el tiempo es otra cosa, encaré la lectura de este libro con altas expectativas. Afortunadamente, ninguno de los relatos me decepcionó; todos me parecieron interesantes, con varios aspectos que los hacían destacarse por sobre los demás. En ese sentido, todos los cuentos alcanzan un nivel más o menos parejo. Más allá de que por supuesto algunos me gustaron más que otros, no hay ninguno que haya sido exageradamente mejor o peor que los demás.  Me acuerdo de que cuando leí los relatos anteriores de este autor algunos de ellos (“La niebla”, por ejemplo, que es el primero de todos) me habían parecido excelentes y muy originales, y en ese momento me habían sacado un poco de mis lecturas actuales. Sin embargo, como ese libro tenía muchos más relatos que este (dieciocho, si mal no recuerdo) había mucha más variedad en torno al nivel de los mismos, es decir que algunos eran muy buenos y otros no tanto; hasta me acuerdo de uno o dos que me habían resultado bastante flojos. Por suerte esto no ocurre en El lugar donde mueren los pájaros, y en este momento se me ocurren algunas razones por las cuales puede ocurrir esto.
En primer lugar, por el hecho de una inevitable maduración en torno a la escritura de un autor, que obviamente se va perfeccionando con el tiempo y con el mismo ejercicio de escritura. En segundo lugar, porque son efectivamente menos relatos, pero mejor condensados dentro de un mismo índice temático. En tercer y último lugar, porque podríamos decir que Downey toma la decisión de ocuparse de un género en particular y no aventura en otros. Con esto me refiero a que en sus cuentos anteriores, había algunos que tenían un corte más fantástico y otros más realista, y pienso que en esa diferenciación más marcada estaba el problema mayor de ese conjunto. Por el contrario, en El lugar donde mueren los pájaros Downey escribe menos cuentos, pero mejores. Calidad antes que cantidad. Una decisión muy acertada, desde mi punto de vista.

En promedio, los relatos rondan todos la misma extensión; cinco o seis páginas cada uno. En el trabajo de escribir narraciones cortas, como estas, es donde también se ve la capacidad del escritor para desarrollar sus cualidades narrativas. En el caso de Downey es muy interesante el tratamiento que hace sobre la ambientación que le imprime a sus historias. Cada relato está dotado de una atmósfera de tensión constante, con personajes que se mueven en un entorno cotidiano que va extrañando cada vez más. Por ejemplo, en “Un cementerio con palmeras” una señora obsesionada con la telenovela de la tarde, de la que siempre habla con sus vecinos sin que estos muestren demasiado interés, empieza a escuchar un extraño sonido que proviene del televisor. En este relato la protagonista se ubica dentro de un contexto que podríamos llamar cotidiano, “normal”, “realista”, en el que de pronto irrumpe algo que no llega a ser del todo fantástico, sino algo más bien extraño, que no tiene una aparente explicación. Un caso distinto a este es con el cuento “Los Täkis”. Este es, si se quiere, el más fantástico o relacionado a la ciencia ficción que hay en esta recopilación. Narra la llegada de unos seres de otro planeta, los Täkis, que se dedican a “embobar” (según palabras de la contratapa) a la población terrestre. En este, si bien hay un contexto más cotidiano que está representado por las personas que viven en la Tierra, también puede verse un componente relacionado a la ficción científica más evidente que en otros relatos.

Siguiendo por la misma línea de “Un cementerio con palmeras” podríamos ubicar a “Variables”, en el que la protagonista, que se dedica a analizar datos estadísticos, decide poner a su bebé en el balcón para concentrarse mejor en su trabajo. Aquí lo extraño no se identifica solamente por las acciones que tienen lugar, sino también por los vínculos o relaciones que motivan esos sucesos. Podemos ver, entonces, que en El lugar donde mueren los pájaros existe una constante argumental que se mantiene en todos los relatos, más allá que en algunos se ve de forma más explícita que en otros.

El estilo de Downey tiene la virtud de, a través de un vocabulario sencillo y sin demasiadas metáforas o “adornos” que puedan resultar innecesarios, transportarnos a las distintas realidades que se narran en los relatos; porque lo que Downey nos cuenta no son más que cuentos que representan mundos. Realidades alternativas no en el sentido de la idea del Multiverso, sino en términos de contextos realistas, cotidianos, mundanos, que por un factor u otro se van enrareciendo. En ese caso, entonces, es donde se produce una suerte de abstracción de la realidad tal cual la conocemos, vivimos e interpretamos para convertirse en algo extraño, raro, que de alguna forma nos resulta un tanto ajeno. Ahí está la virtud del autor, que logra que esos límites se tornen difusos, y no puedan ser establecidos de manera muy precisa. En eso está la esencia, pienso, de estos cuentos.  

El lugar donde mueren los pájaros es una muy interesante recopilación de relatos. Superando a la anterior, Downey logra construir historias cortas donde lo real y lo fantástico –lo que es y lo que podría ser– se mezclan para producir nuevas formas narrativas. Con un estilo sencillo y claro, el autor tiene la potestad de transportarnos a esas realidades que relata, de forma que la experiencia de lectura (alternada con momentos un tanto perturbadores, también hay que decirlo) sea altamente disfrutable. 

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