Recomendación del mes - Julio 2017

En julio leí estos libros:

Tres veces luz, de Juan Mattio
La ciudad y la ciudad, de China Miéville
Qué hacer, de Pablo Katchadjian
Quedate conmigo, de Inés Acevedo
El reloj de sol, de Shirley Jackson
Shunga, de Martín Sancia Kawamichi
Como si existiese el perdón, de Mariana Travacio

Hay dos libros, de los que leí este mes, que definitivamente me sorprendieron. Fueron dos novelas muy (muy) buenas, que son completamente distintas a cualquier otra cosa que haya leído antes. Me refiero a La ciudad y la ciudad y a Shunga. 

En este resumen de lecturas no pude decidirme entre estos dos y los elegí juntos como lo mejor del mes. Es interesante porque ambos pertenecen a géneros muy distintos: el libro de Miéville combina policial con ciencia ficción y fantasía, mientras que el de Sancia parece ser una fábula erótica. Tanto La ciudad y la ciudad como Shunga fueron sumamente originales, e innovaron no solamente en aspectos relacionados al argumento de cada texto, sino también en cuanto a la forma en que están narrados. 

En La ciudad y la ciudad Miéville plantea un mundo alucinante: dos ciudades enemigas, confrontadas, que sin embargo comparten un mismo espacio geográfico. De esta forma los habitantes de cada una de ellas deben "desver" y "desentir" a los ciudadanos vecinos, más allá de que estén a punto de cruzarse por la calle. Si esto ocurre, es decir, que se produce esta interacción que rompe los límites establecidos de ambas urbes, se produce una brecha y la persona es apresada por una fuerza conocida como la Brecha, que justamente es la encargada de controlar que estas brechas no ocurran. En este contexto aparece el cuerpo de una chica muerta y el protagonista, el inspector Borlú, debe investigar y resolver el caso. El tratamiento que hace el autor del argumento es genial porque poco a poco uno se va metiendo en ese mundo totalmente nuevo; a medida que avanza la historia las cosas se van entendiendo más y, a su vez, el interés por la trama va aumentando considerablemente. Es una novela de ciencia ficción policial que se sale definitivamente de los lugares comunes de ambos géneros y consigue establecerse como un libro originalísimo. 

Por otro lado, otra novela que me encantó en este mes fue Shunga. Esta es absolutamente distinta a la de Miéville, pero aún así se erige como un texto genial, excelente, donde predomina lo poético por sobre lo brutal, lo perverso. Narra la historia de la relación entre las hermanas Izumi durante y después de su estadía en un álamo en la casa del gigante Kazuma, que las somete a las peores perversiones sexuales. El autor trata el tema de una forma que nos hace olvidar lo que a priori podríamos considerar como vulgar o desagradable, porque en su narración lo que destaca es lo poético, lo sublime. Una novela que consigue exponer esa confrontación de manera envidiable. 

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