"El hermano mayor", de Daniel Mella

Ficha técnica
- Título:
El hermano mayor
- Autor/a: Daniel Mella
- N° de páginas: 157
- Editorial: Eterna Cadencia
- Año: 2017


El hermano del narrador muere una madrugada de principios de febrero, alcanzado por un rayo durante una de las noches más tormentosas que se recuerden en la región. Así, la narración busca rodear ese hecho no solo hablando del presente, sino también de sucesos pasados.

El hermano mayor es una novela profundamente autoficcional. Por obvias razones, uno como lector desconocedor de Daniel Mella como persona no puede saber si todo lo que está escrito en el texto ha pasado. No tiene la certeza de que todo aquello que nos cuentan ha sucedido en la realidad, pero sí hay cuestiones que evidentemente tienen un vínculo concreto con lo real. Por ejemplo, en varios pasajes del libro el narrador hace referencia a títulos de libros que fueron publicados por Mella (específicamente, Pogo y Derretimiento), lo cual nos habla de que podría ser factible que el narrador sea efectivamente el escritor Daniel Mella, quien nos está contando un tremendo suceso: la muerte de su hermano Alejandro, durante una tormenta eléctrica el 9 de febrero de 2014.

El problema mayor que tuve con esta novela no fue su esencia autobiográfica. No es que piense que por pertenecer a ese género un texto no podría ser juzgado o valorado literariamente. Por el contrario, pienso que la literatura puede tocar cualquier tema, que cualquier temática puede ubicarse en aquello que llamamos lo literario. Pero en este caso, con El hermano mayor no pude, en ningún momento, ver más allá de lo autobiográfico. Es decir, no hubo nada en la construcción del texto como novela, ni en cómo el autor contaba los sucesos, ni en la forma de estructurar la narración que me hiciera compenetrarme con ella. Es seguro que distinta habría sido la cuestión si el lector que se enfrentara a esta lectura hubiera pasado por algo similar a lo que pasó el narrador de El hermano mayor. En ese caso, indudablemente se podría llegar a sentir identificado con el relato, y así poder disfrutarla un poco más.

Pero creo que plantear la literatura de esa manera sería algo injustamente selectivo. En ese sentido, pienso que cualquiera que lea un libro tendría que poder compenetrarse o sentirse interpelado con algún punto de la misma, sin importar si su experiencia personal lo conecte con lo que está leyendo o no. Con estas líneas no estoy cayéndole al autor ni mucho menos. Lo que aquí escribo es mi experiencia personal con la novela, lo que yo particularmente sentí al leer este texto. Es más, el libro tiene una buena crítica general, y si bien no podría decir que es una mala obra, porque tampoco creo tener ni la competencia ni la correspondencia de decidir qué libro es malo y qué libro es bueno, sí puedo afirmar que El hermano mayor no me conmovió. Aclarado esto, mi experiencia con esta novela no fue la que esperaba.

En un principio, el argumento de la misma me había llamado la atención. Sin embargo, no puedo dejar de pensar a El hermano mayor como una novela correcta, pero en general bastante floja. En primer lugar, la escritura del autor no me resultó algo para destacar demasiado. Me resultó simple en exceso. Mella apela a la utilización cotidiana y coloquial del lenguaje para contar cuestiones que en su naturaleza son muy difíciles de superar. Lo único que complejiza su estilo narrativo, y que podría haberlo convertido en uno más interesante para analizar es que el relato no es en sí completamente lineal. La novela arranca cuando los familiares de Alejandro se enteran de su muerte, y todo lo que sigue es una sucesión de hechos que tienen más que ver con el pasado de la familia que con el presente; este en realidad podría definirse en unos pocos hechos puntuales que se relacionan con el velorio y la cremación del cuerpo. Otra cosa: el narrador se refiere a la muerte del hermano en tiempo futuro, más allá de que el hecho ya pasó. No obstante, ya pasado un tramo de la novela el recurso parece agotarse. La novela apunta demasiado, a mi parecer, a sostenerse en esa única cuestión narrativa, y llega un momento en que su validez o su efecto en mi lectura empezó a desdibujarse.

Al leer El hermano mayor sentí como si el texto nunca saliera de esa etiqueta autobiográfica inicial. Es como si en ningún momento pudiera expandirse más; no en términos de “argumento” (porque lo que pasó es lo que pasó y no se puede cambiar), sino en lo que compete a lo literario. Me resultó una novela bastante monótona. Claro está que los textos generalmente tienen un tono en particular que se mantiene durante todo el texto. Puede haber giros argumentales, cambios de perspectiva en la narración y demás recursos que utilice el escritor, pero en promedio las obras literarias habitualmente tienen un perfil y, sea más o menos explícitamente, lo mantienen a lo largo de toda la narración.. Pero esta “fórmula” me convence más que nada en literatura de ficción. Pero en el caso de Mella el problema radicó especialmente en ello. Nunca cambia el ritmo de la narración, nunca cambia el tono ni el pulso de lo que narra. Como dije antes, no espero que en un texto autobiográfico haya giros argumentales que cambien lo que estaba pensando sobre tal o cual personaje. En este tipo de relatos mis expectativas apuntan a encontrar algo interesante en la manera de contarlos, en cómo el autor les da forma, para que uno como lector y no como familiar del autor pueda sentirse interesado por aquello que está leyendo.

La lectura de El hermano mayor se me hizo, en conclusión, bastante monótona. Si bien no es aburrida, porque se deja leer gracias al estilo sencillo de Mella, por momentos también me resultó innecesaria la incorporación de tantos personajes, tantos nombres a la trama. Más allá de que estemos hablando de una cuestión familiar, en donde puede haber varias personaje involucradas, para contar lo central de la historia, que es la muerte de Alejandro, lo único que, por lo menos en mí, generó esa incorporación de tanta cantidad de personajes fue confusión.

El hermano mayor es una novela que pensé que podría llegar a interesarme mucho más de lo que efectivamente me interesó. En términos argumentales, si vale el término, no se puede opinar demasiado, porque es algo que pasó y que como tal no puede cambiarse. En términos literarios, El hermano mayor no fue la lectura que esperaba. No me conmovió ni tampoco me dejó nada muy sustancial en cuanto a la narración y a la manera de encadenar y relatar los hechos.

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